martes, 10 de mayo de 2011

Las misiones "humanitarias" de la OTAN


Todos aquellos que tienen un poco de visión crítica saben que el trabajo de la OTAN no consiste precisamente en dialogar, de manera que de una forma más o menos clara saben que su actual intervención humanitaria en Libia es de todo menos humanitaria. Digamos que lo que faltaba era la demostración.

Y en el día de ayer esa demostración tuvo lugar.
Un cayuco que transportaba a personas de varias nacionalidades, en su mayoría libios que pretendían escapar de la guerra, con rumbo hacia la isla italiana de Lampedusa, naufragó a escasos metros del buque italiano Garibaldi, sin que éste hubiese acudido a las continuas llamadas de socorro de los náufragos, a los que hicieron oídos sordos y dejaron ahogarse en el mar.

Contaba la experiencia uno de los pocos supervivientes, un sacerdote eritreo, que describió que fueron avistados por varios aviones y que incluso fueron atendidos por un helicóptero, pero el buque Garibaldi deshoyó el clamor de auxilio por parte de estas personas que buscaban una esperanza para su futuro y se aferraban a su deseo de vivir, abandonándolos a su suerte e incurriendo en el delito de omisión de socorro.

La respuesta por parte de las instituciones que respaldan a la OTAN no se hizo esperar, negando en todo momento que las tropas de la OTAN hubiesen cometido delito por omisión de socorro, escudándose en que nadie detectó la presencia del cayuco en alta mar, en contraposición con la versión del sacerdote superviviente, que afirmaba que les vieron perfectamente, que incluso recibieron atención por parte de un helicóptero, pero que las llamadas de auxilio al buque Garibaldi fueron en vano, ya que nadie acudió en su ayuda. Este hombre lo achaca a que dadas las políticas de inmigración que están aplicando las potencias europeas debido al conflicto de Libia, sobre todo Italia, nunca existió voluntad por parte de los militares de salvar las vidas de los náufragos.

Y lo cierto es que conociendo el panorama internacional y repasando la trayectoria de la OTAN, no es la primera vez que algo así sucede y que tampoco extraña. Las órdenes eran otras.
Aunque a oídos públicos la labor de la OTAN en Libia es la de proteger a los civiles de los ataques de las tropas de Gaddafi, con la omisión del deber de socorrer a civiles en alta mar, a la OTAN, una vez más, se le vio el plumero, mostrándose como lo que realmente es, el brazo ejecutor de las potencias imperialistas occidentales, cuyo interés, lejos de la misión altruísta de proteger a civiles, es el de tomar el control de los yacimientos de petróleo libios. Eso es lo que hay proteger en Libia, el petróleo, que es lo que da dinero, y no los civiles, a los que se usa como excusa para justificar la intervención militar. Y la prueba es el naufragio del cayuco al que rehusaron de prestar ayuda.
Ellos no estaban allí para salvar vidas ni cayucos, sino para cumplir unos objetivos militares que todos sabemos cuáles son.

Parece mentira pero, lejos de haber aprendido la lección de Irak, seguimos intercambiando vidas por petróleo. Las potencias imperialistas no tienen parangón con el saqueo al que someten al tercer mundo, y si para ello hay que utilizar la hipócrita justificación de proteger al inocente, se utiliza.
¿Cómo son capaces de hacerlo? porque sus valores son iguales que las misiones humanitarias de la OTAN: vacíos.


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