miércoles, 11 de enero de 2012

Cinco cosas que nunca agradecimos a la Unión Soviética

Por Aanchald Anand

1. Derechos de la mujer. Mientras que algunas islas habían otorgado a las mujeres el derecho al voto ya en el siglo XIX, la primera gran oleada de cambios ocurrió a comienzos del siglo XX. En el año 1917, sólo cuatro grandes países (Australia, Finlandia, Noruega y Dinamarca) habían adoptado el sufragio femenino. La Revolución Rusa de 1917, que defendió la igualdad de derechos para todos, difundió el temor a que las feministas encontrasen en el comunismo un sistema más atractivo, y pudieran conspirar junto con los bolcheviques para importarlo a los países occidentales. La mejor forma de cortar de raíz semejante amenaza era otorgar a las mujeres el derecho al voto. Gran Bretaña y Alemania lo legalizaron en 1918, les siguieron los Estados Unidos en 1920, y otros pronto tomaron el mismo camino. Francia fue la única gran potencia que no reconocería este derecho hasta 1944.

2. Legislación laboral. Esto es bastante obvio. Contamos con una semana laboral de 5 días, vacaciones pagadas de 2 a 4 semanas, permiso de maternidad, cobertura de salud, estándares de seguridad para operarios, etc. por la presión que ejerció el socialismo sobre el capitalismo. Nunca logramos ver la faceta humana del comunismo, pero gracias a la URSS, sí vislumbramos un lado más humano del capitalismo.