miércoles, 9 de febrero de 2011

A callar y a tragar (¡Viva nuestra democracia!)


Hoy día 9 de Febrero vuelve a ser un día clave en lo que a libertad y derecho a la información se refiere, ya que se llevará al Senado la polémica Ley Sinde enmarcada dentro del proyecto de Ley de Economía Sostenible.

Esta ley ya fue rechazada el pasado 21 de Diciembre tras el voto en contra de los grupos más influyentes del hemiciclo aparte del gobernante (PP y CiU en este caso).
Pero el grupo gobernante (me niego a llamarles socialistas, porque no lo son), con grandes intereses comerciales detrás, y presionado por las empresas discográficas, con su grupo de choque, la SGAE, y algún que otro "artista" (como Alejandro Sanz) que pretende que la tecnología se adapte al negocio y no el negocio a la tecnología; están empeñados, empeñadísimos, en que esta ley se apruebe cueste lo que cueste. Y es que el problema que tenemos todos los ciudadanos es que los "elementos" que controlan la industria cultural en España, precisamente de cultura es de lo que menos entienden, y para los cuáles la cultura no es más que otro negocio del que sacar tajada. ¿A quién? A los de siempre. A los contribuyentes.

El modelo de negocio de las empresas discográficas funcionó en los años 80 y 90, pero con el avance tecnológico y el auge de las telecomunicaciones, con Internet al frente, ese negocio ha ido decayendo hasta el punto de que ha sido completamente desfasado y se ha quedado obsoleto. Los que defienden la Ley Sinde son los que se niegan a adaptar y renovar el modelo de negocio, intentando perpetuar un modelo obsoleto cuyo mayor volumen de ganancia no se concentraba en los artistas, ni muchísimo menos, sino en las empresas discográficas, y a éstos son a los que les interesa realmente que se controle hasta el último bit de datos que recibimos en nuestros ordenadores.

Y tal vez sea verdad que Internet ha contribuido al declive de ese modelo de negocio, pero pongámonos por un momento en el pellejo del consumidor.
¿Por qué la gente "piratea"? Pongamos el caso de un consumidor corriente de hoy en día, en la España de hoy en día. A este consumidor le apasiona determinado estilo musical, como por ejemplo el Rock Duro, y puede que por los medios "tradicionales" no se conozca públicamente en España a muchos grupos que hagan Rock Duro aparte de los clásicos con más de 30 años de trayectoria, pero al que le apasiona un estilo musical concreto indaga y busca más grupos del mismo estilo o similar, y se da cuenta de la innumerable cantidad de grupos de Rock Duro que hay (yo sin ir más lejos escucho a más de 200 bandas).

Supongamos que en el presente año 40 grupos sacarán nuevo disco, y que dicho consumidor quiere escuchar los nuevos trabajos de los artistas que tanto le gustan, pero el problema viene al hacer las cuentas, dado que cada CD tiene un precio en torno a los 20 €... si multiplicamos este precio por los 40 grupos que sacarán un disco nuevo, estaríamos hablando de una cantidad de 800 € en total.

Ahora analicemos la actualidad económica y laboral del país. Más de un 20% de la población activa está sin trabajo, y a muchos ya se les ha terminado la paga del paro, incluso algunos puede que ni siquiera la hayan podido recibir en ningún momento.
La media salarial de un trabajador corriente está hoy en día por debajo de los 1000 € mensuales (y continúa bajando).
Visto este panorama, ¿quién en su sano juicio se gastaría 800 € en CDs de música?
Un consumidor corriente no puede permitirse ese gasto en 40 CDs de música.
¿Cual es la solución entonces? ¿dejar de escuchar música? ¿tener que elegir entre los 3 o 4 grupos que más te gusten?
La música es cultura, y el acceso a la cultura es un derecho fundamental de los ciudadanos (es más, debería ser obligatoria... desde luego nos iría mucho mejor) y con los desorbitados precios por un CD hoy en día se está limitando el acceso a esa cultura y dejándola solo completamente accesible para las élites económicas.
Más aún, después de todo, los que menos ganan con la venta de un CD son los propios artistas. Es más, muchos artistas han confesado que su mayor fuente de ingresos son los conciertos.

En vista de esto, el consumidor prefiere tirar de una conexión a Internet y no tener por qué limitar su enriquecimiento cultural, que además para eso paga una conexión a Internet de banda ancha. Así puede escuchar y conocer a más grupos, a los que después, si puede, se animará a ver en conciertos.
En este caso hemos hablado solo de música, pero lo mismo es aplicable al cine, a la lectura, etc.

Si la Ley Sinde lo que busca es que los consumidores no puedan obtener un "producto" (porque para el Gobierno no es más que eso) de una forma que ellos consideran fraudulenta, habría entonces que preguntarse qué sentido tiene pagar entre 40 y 70 € mensuales por una conexión de banda ancha que además en términos de calidad es mucho peor que la que se ofrece en el resto de Europa. Porque, siendo honestos, nadie paga la conexión a Internet más cara y de peor calidad de Europa solo para mirar su correo electrónico y tres o cuatro páginas web.

Primero nos colaron el Canon digital, precisamente con el fin de "reparar" las pérdidas económicas de la industria de la (in)cultura, y como les habrá parecido insuficiente, ahora vienen con esta ley que pretende dar vía libre al Ministerio de Cultura para cerrar toda web que ellos consideren que infringe la sagrada ley de propiedad intelectual (concepto del cual hablaré en otro artículo), sin más control judicial que una pregunta a un juez al inicio del proceso y otra al final del mismo.
¿Qué será lo siguiente? ¿nos impondrán una visita diaria de un agente de la SGAE para verificar que todo lo que consumimos en nuestras casas es legal (pagado)?

Por lo visto al PSOE le ha costado duras negociaciones con los otros baluartes de nuestra modélica democracia, pero al final llegaron a un acuerdo (a saber cuántos millones habrá detrás de ese acuerdo...), y tras algunas leves "enmiendas" que realmente no cambian nada, los dirigentes de nuestros destinos, en una auténtica demostración de democracia, votaron a favor de la ley obviando completamente la voz del pueblo que les votó, que se posiciona diametralmente en contra de esta ley, y hoy, 9 de Febrero, será llevada al Senado.

Este blog quiere reiterar su completo y firme rechazo a la Ley Sinde, a la vez que anima a todos los lectores a firmar la siguiente petición para rechazar, una vez más, la puesta en práctica de una ley que lesiona la libertad de los usuarios en Internet, así como la libertad de expresión:

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