miércoles, 21 de septiembre de 2011

Y se sigue golpeando a la clase trabajadora


Recientemente, el Consejo de Ministros y el Congreso dieron luz verde a un nuevo paquete de medidas supuestamente para el fomento del empleo y la contratación, pero que realmente no hacen más que seguir empeorando las condiciones laborales y la situación de la clase trabajadora, y lo hicieron, como es costumbre en nuestro paraíso democrático, sin tomar en cuenta para absolutamente nada la palabra de los directamente afectados.

La primera medida tomada suspende la obligación de convertir los contratos temporales en fijos una vez se hubieran cumplido dos años en la misma empresa. De esta forma, con la nueva contrarreforma, el empresario podrá encadenar contratos temporales de forma indefinida, lo que significa un nuevo abaratamiento de la mano de obra.

En segundo lugar, se aprobó un nuevo contrato para la formación y el aprendizaje, ampliando la edad de aplicación del mismo hasta los 30 años, y bonificando a las empresas que lo realicen con reducciones de hasta el 100% en las cotizaciones a la Seguridad Social. Nada más y nada menos. De esta manera, el empresario puede cambiar el contrato de un trabajador a un contrato en prácticas sin que tengan por qué cambiar las funciones de dicho trabajador, pero esta vez percibiendo una remuneración menor de la que le correspondería.
Esto antes era ilegal y denunciable, pero con las nuevas reformas este atropello a los derechos de los trabajadores se convierte en legal.

Con estas nuevas reformas, el Partido Socialista menos socialista de la historia, escudándose en las altas cifras de paro, pretende fomentar la contratación, pero al aumentar la temporalidad y el período de validez de los contratos en prácticas, al mismo tiempo se fomenta la precariedad y la disminución de los derechos laborales, muy lejos de crear empleo estable y de calidad.
Si el PSOE se hubiese comportado como un verdadero partido socialista, en lugar de moldear las condiciones laborales de los trabajadores a los intereses de la patronal, lo habría hecho al contrario, hubiese protegido y defendido los derechos que tanto han costado ganar a la clase trabajadora y habría propuesto otro tipo de medidas que sirviesen para que la patronal se adaptara a la legislación y al Estatuto de los Trabajadores, y se respetasen los convenios colectivos, por ejemplo obligando a las empresas a invertir un porcentaje proporcional de su capital en recursos humanos o premiando a las empresas que contraten a más empleados en relación a su tamaño y a las necesidades de cada sector, así como premiar también de alguna manera a las que en relación a su tamaño tengan un mayor porcentaje de trabajadores fijos. Pero claro, si hay que molestar a alguien, que no sea a la poderosa patronal.

Con estas reformas, se está permitiendo la contratación en precario de forma indefinida, regularizándose en la práctica el despido libre al poder encadenarse los contratos temporales que desee la empresa, sin tener que pagar ningún tipo de indemnización al trabajador que no sea renovado una vez finalice el mismo.
Y debido al papel subsidiario que este sistema otorga a los jóvenes y a las mujeres, serán éstos los que sufran de una forma más acentuada las consecuencias de este nuevo revés a los derechos de los trabajadores.

Con este nuevo paquete, el Gobierno del PSOE se ha mostrado como otro títere más de los dictados de la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, pilares básicos de la estructura capitalista europea a los que el PSOE ha jurado sumisión y lealtad. Las últimas medidas aquí expuestas, junto a la contrarreforma laboral, de las pensiones, de la negociación colectiva, así como otra serie de medidas contrarias a los intereses de la clase trabajadora (a la que supuestamente representan) que se han aprobado en esta legislatura, tienen como fin garantizar una salida a la crisis en beneficio del gran capital, para el cual la única salida pasa por aumentar sus ganancias aumentando el grado de explotación a la clase trabajadora, así como garantizándose nuevos mercados mediante la privatización del sector público y la guerra imperialista.

Frente a esta realidad, no vale con indignarse y mendigar ante aquellos que nos someten a este régimen de explotación migajas en forma de reformas que hagan más amable el capitalismo. Llega un momento en que el capitalismo no es reformable de manera que pueda ser viable para la clase trabajadora. Por eso, este sistema decadente no tiene ya nada que ofrecer a una clase trabajadora y unos sectores populares que han demostrado históricamente que solamente con la lucha organizada se consiguen derechos y libertades, y que en ausencia de la misma, es la clase empresarial y las oligarquías financieras las que avanzan, haciéndonos retroceder décadas de lucha por nuestros derechos.

Que esto lo haga un partido claramente de derechas como el PP se entiende, pero que lo haga un partido que se autodenomina "socialista" es una aberración. Esto demuestra, una vez más, que los dos grandes partidos del parlamentarismo español sirven a los mismos amos y a los mismos intereses, aunque intenten aparentar ser opuestos.
¿Dónde quedaron los socialistas del PSOE? quizás sigan en el exilio, o tal vez estén en alguna cuneta... pero donde desde luego no están es en los órganos del partido.

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