domingo, 31 de julio de 2011

Alemania y la reconquista de Europa


Hubo una vez un tiempo en que Alemania se convirtió en una gran super potencia militar. Fruto de este enorme potencial y de las reticencias y protestas de numerosos sectores de la sociedad alemana por el alto precio que tuvo que pagar Alemania tras el Tratado de Versalles que puso fin a la Primera Guerra Mundial, en la década de los años 30, Alemania, guiada por Adolf Hitler y su movimiento nacional-socialista, inició una campaña de expansionismo territorial sin precedentes, violando el Tratado, a base de ocupación militar, que llegó a abarcar desde Francia hasta Rusia, y que derivó en la Segunda Guerra Mundial.
Hoy los tiempos son otros, los personajes son otros, e incluso la política parece ser muy distinta. Pero a pesar de todo, los objetivos y los deseos intrínsecos de ciertos sectores de la sociedad alemana parecen seguir vigentes, que no es otro que el expansionismo imperialista, tal como lo pretendían hace 70 años las fuerzas nacional-socialistas. La diferencia con éstos es que ahora en lugar de hacerlo por conquistas militares, se hace mediante "conquistas" financieras.

Y explicaré este argumento. Alemania es la primera potencia económica de Europa, sus decisiones son las que gozan de más peso en el Parlamento Europeo, sus bancos son los que llevan la voz cantante en el actuar de las políticas financieras que luego se reflejan en el resto de países de la Unión, ellos son los que deciden a quién se le da confianza y a quién no, incluso el Banco Central Europeo está ubicado en Berlín.

Hace unos días, el ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, reclamaba sanciones más duras para los países que fuesen ayudados, y proponía que esos países cedieran parte de su soberanía. Es decir, socavar la libertad, la identidad y el poder de decisión de un pueblo a cambio de inyecciones de capital a la banca privada. Por lo tanto, las decisiones políticas y económicas de un país ayudado pasarían a jurisdicción alemana, y no al pueblo de esa nación, con lo que se lesionaría el derecho democrático de los ciudadanos.

Los abusos del capitalismo y el protagonismo desmedido que se le da al dinero dan pie al hecho de vender la soberanía de un pueblo como si de un producto comercial se tratase, como si fuese una mera moneda de cambio para seguir alimentando esa caótica espiral que solo llevará al gobierno mundial único del que hablé en las entradas anteriores, un gobierno global monopolizado por las grandes corporaciones financieras, cuyo mecanismo fundamental será el sistema bancario privado, que actuará disponiendo de toda la soberanía absorbida a los ciudadanos en operaciones como las que propone el señor Schäuble para zanjar problemas como el de Grecia.

El planteamiento de otros sistemas económicos podrían verdaderamente suponer un alivio para el problema de la economía griega sin que se le 'robe' soberanía a los ciudadanos, pero por supuesto para los intereses de la gran banca y los especuladores, no conviene hablar de otros modelos y sí el seguir insistiendo en la enfermiza idea de que el capitalismo es eterno y que la banca privada es la única vía de salvación al cataclismo económico de una nación.

Con esta tendencia, y de no corregirse, Alemania, como cabeza de la Unión Europea, y rescate tras rescate, irá absorbiendo a todos los países de la zona hasta que toda Europa se encuentre bajo su dominio.
Se han cambiado las balas por los billetes, los tanques por bancos y los uniformes por trajes de etiqueta y corbata. Han cambiado las formas, pero no los objetivos, por lo que parece.
Cuando un país piensa en absorber soberanía de otro estamos hablando sin lugar a dudas de imperialismo, y como vemos, no hace falta para ello un régimen fascista y un gran ejército. Solamente hace falta una banca poderosa.

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