sábado, 2 de julio de 2011

Otro "sablazo" energético

Como si no hubiese techo ni límite para exprimir el bolsillo del ciudadano, nuevamente lo vuelven a hacer, nuevamente vuelven a subir los precios de los servicios energéticos, ahogando un poquito más (si cabe) la cuenta corriente del español medio.
El precio de la factura de la electricidad sube un 1,5% de media (unos ¿0,50 euros? más para el consumidor medio según el Gobierno), el gas natural sube un 5,69%, y el butano nada más y nada menos que un 5,7%, lo que colocará el precio de la bombona de butano, IVA incluido, en la nada despreciable cifra de 14,80 euros.

Según las fuentes gubernamentales estas subidas son el reflejo del encarecimiento de los costes de la energía, incrementados en un 2,7% en la última subasta. Todo esto sin tener en cuenta en ningún momento que somos uno de los países con la factura de electricidad más cara de Europa... pero claro, aquí solo miramos a Europa para lo que nos les conviene.

Y es que no hace tanto que nos dieron el último sablazo porcentual con el precio de los servicios energéticos. Hace tan solo tres meses el gas natural ya incrementó su precio un 4,1% de media, y el butano hasta un 6%. Y en el pasado mes de Enero, las tarifas reguladas del gas subieron un 3,9% de media, mientras que la del butano subió un 3,13%. Con los números encima de la mesa, el precio de la bombona de butano es el que más sufrido este inflamiento abusivo del precio de los recursos energéticos en lo que va de 2011, pasando de 13,19 euros en Enero a los 14,80 actuales. Casi nada...

Pero hay más chicha en lo que se refiere al cálculo de estos precios, por lo que lo resumiré brevemente para que podamos entendernos.
El precio del butano se revisa cada tres meses mediante una fórmula que recoge las cotizaciones internacionales del butano y del propano, por lo que su inflamiento viene de los desmanes a nivel internacional del sagrado mercado de la oferta y la demanda.

En cuanto a las tarifas de electricidad y gas natural están reguladas y tienen dos componentes en ella: el coste de la energía más el llamado peaje de acceso.
Los peajes retribuyen los costes regulados del sistema, como transporte y distribución, y representan casi la mitad de la tarifa de último recurso (TUR). Pero lo interesante sería que el Estado, así como las empresas privadas del sector energético (cuyos dirigentes, por cierto, lejos de notar el peso de la crisis se están forrando el culo en oro), publicasen de modo totalmente transparente las cifras exactas destinadas a esos peajes de acceso, de manera que sepamos exactamente qué es lo que pagamos y cuánto pagamos. Y por supuesto, el porcentaje de cada cosa detallado en el precio final de nuestras facturas.
Claro que a lo mejor eso no conviene tanto que se sepa, no sea que por un desgraciado casual nos enteremos de cosas de las que no tenemos por qué enterarnos, como que le estemos costeando un yate al presidente de Iberdrola, una mansión en Marbella al presidente de Endesa o un lujoso Mercedes al hijo del presidente de Gas Natural, por no hablar de las insultantes subidas de sueldo de según qué dirigentes a la vez que publican EREs irregulares sin que esas empresas generen pérdidas...

Pero elucubraciones y secretos a voces aparte, la intención en principio del Gobierno con estas subidas fue la de amortiguar la subida del precio de la energía y congelar la tarifa, aunque para ello, entre otras cosas, tendría que haber bajado los peajes, cosa que no ha sucedido, entre otras cosas, porque la Comisión Nacional de Energía recomendó al Ministerio de Industria que no bajara el precio de los peajes de acceso ante el supuesto riesgo de incumplir el límite de 3.000 millones de euros fijado para el déficit tarifario del 2011.
Según las fuentes, la deuda del déficit tarifario asciende a 22.850 millones de euros, supuestamente generado por los costes del sistema, aunque seguimos sin saber cifras exactas de ningún tipo de inversión. Sabemos que el sistema de distribución tiene un coste, de acuerdo, pero lo único que nos dicen es lo que tenemos que pagar, no nos detallan el precio exacto de todos los agentes que intervienen en la distribución energética (y nuevamente, de forma inevitable, me vienen a la cabeza los millones que hayan podido salir por la puerta trasera), y no se tiene en cuenta que este país no está precisamente en época de bonanza económica, que hay más de 4 millones de parados, que cada vez son más los hogares que no perciben ningún tipo de ingreso, que los sueldos bajan, que el despido es más barato que nunca... que la gente cada vez tiene menos poder adquisitivo y el precio de la vida no para de subir y subir. ¿Hasta cuando seguirán exprimiéndonos el bolsillo? ¿hasta que nuestra situación sea tan insostenible como la de Grecia? Si esta tendencia continúa, no tardaremos demasiado en estar al mismo nivel. Luego nos dirán que protestamos sin razón.

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