lunes, 23 de abril de 2012

La ética del poderoso


Antes, poco o nada se solía hablar en los medios españoles de Argentina, su gobierno y sus políticas, pero desde hace unos días, cuando la presidenta de la República Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, decidió aprobar la nacionalización de YPF -empresa petrolera argentina vendida a la multinacional Repsol en el año 2002 por un precio devaluado por el gobierno ultraliberal conservador de Carlos Menem- interviniendo el 51% de sus acciones, en los medios españoles (y en todos aquellos no-españoles que defienden los intereses de la corporatocracia) se empezaron a volver a locos, a tirarse de los pelos y a morderse el puño mientras se demonizaba la imagen del gobierno argentino y se le lanzaban todos los improperios habidos y por haber, tildando la nacionalización de la petrolera argentina de "injusta", "irracional", "irresponsable" y "discriminatoria".

Han sido varios días en los que los medios no han parado de bombardear a la opinión pública calificando el hecho de poco menos que monstruoso en todos los espacios televisivos y radiofónicos del país, apelando a la indignación nacional por lo que han calificado como "un expolio y un ataque a España". Y en esta última frase tendríamos que detenernos un momento. Si España somos los ciudadanos, ¿en qué grado significa un ataque para la ciudadanía española el "expolio" a Repsol? No olvidemos que Repsol es una empresa privada multinacional, que la mayor parte de su capital es extranjero, y que en España, donde tiene su sede, declara al fisco solamente el 25% de sus beneficios. Repsol no es una empresa pública de la que se beneficien todos los españoles, por lo tanto, salvo el caso de que alguien tenga acciones en la empresa, la nacionalización de YPF no es un ataque a España como han repetido en numerosas ocasiones en estos días los medios.

Pero si esto es así, ¿por qué gobierno y medios lo califican como un ataque a España en su conjunto? La respuesta es bien sencilla: intereses económicos. Los medios de comunicación de masas españoles son empresas privadas que en su mayoría disponen de participación accionarial directa o indirecta en Repsol, lo que explica este "levantamiento" contra Argentina y la manipulación de la opinión pública en favor de la multinacional petrolera.
El gobierno por su parte, como buen gobierno de derechas, vela por los intereses de las corporaciones y multinacionales privadas, oponiéndose en bloque a cualquier política contraria a la privatización, y donde incluso sus integrantes tienen intereses personales, puesto que las multinacionales energéticas llevan décadas sirviendo como retiro de lujo a los diputados cuando éstos terminan su periplo en el Parlamento, como son los casos de José María Aznar (ex-presidente del gobierno del PP) en Endesa, Felipe González (ex-presidente del gobierno del PSOE) en Gas Natural Fenosa, Pedro Solbes (PSOE) en la italiana Enel, propietaria del 92% de Endesa, Josu Jon Imaz (ex-presidente del PNV) en Petronor (de la que además es presidente), Miquel Roca (ex-diputado de CiU) en Endesa, Luis de Guindos (actual ministro de economía del gobierno del PP) también en Endesa, Luis Atienza en Red Eléctrica de España, o Nemesio Fernández Cuesta en la propia Repsol, entre otros tantos casos.

Estos intereses, que no son pocos, y muy lejos de lo que debería ser un comportamiento ético, son los que mueven a gobierno y medios a calificar la nacionalización de YPF por parte del gobierno argentino de "ataque hostil hacia España", manipulando así a la opinión pública con una continua dosis de patrioterismo barato.

Aparte de esto, ¿actuó correctamente el gobierno argentino? Seguramente habrá muchas vías para llegar a la misma meta. Argentina, que hace unos años que empezó a recuperarse de su grave situación económica, reclamó la que un día fue la petrolera estatal argentina, YPF, para explotar los yacimientos petrolíferos en su propio suelo y que hasta ahora estaban siendo explotados por Repsol. Probablemente, conociendo la ambición expansionista de Repsol, habría sido tremendamente complicado y costoso llegar a un acuerdo con ellos para que el Estado argentino adquiriese la participación mayoritaria en YPF, que en todo caso habría sido una participación bastante menor y a un precio estratosférico, que no habría hecho sino endeudar al pueblo argentino con la multinacional del petróleo.
Pero en términos éticos un yacimiento de petróleo no puede ser tratado como otra mercancía más, no es una propiedad privada, es un recurso energético natural, y como tal, forma parte del patrimonio del pueblo bajo el que se ubique, por lo que, digan lo que digan los tratados de libre comercio, la explotación de esos yacimientos corresponde únicamente al pueblo argentino. Lo que hizo el gobierno argentino fue devolver a su pueblo la soberanía sobre el petróleo que se encuentra bajo su propio suelo.
Y por si aún hay quien no entiende esto como un motivo para justificar la nacionalización de YPF, en este enlace hay hasta 14 razones para no apoyar a Repsol, al menos si son personas éticas.

Pero las grandes corporaciones no entienden de más soberanía que la del dinero, por lo que para ellos la acción del gobierno argentino es inaceptable, lo que les ha valido además para permitirse el lujo de lanzar abiertamente amenazas contra el gobierno argentino, lo que muestra la cara más cruda y la actitud neocolonialista de las oligarquías petroleras.

Y mientras Repsol y los poderosos se indignan de que les hayan expropiado YPF, justifican de las maneras más inverosímiles la expropiación que por otro lado está sufriendo el pueblo español, la de la sanidad y la educación pública, que están sufriendo los recortes más severos que se han conocido desde la dictadura franquista y que están degradando los dos servicios públicos más básicos y fundamentales para el sostenimiento y el desarrollo de cualquier sociedad moderna, hasta el punto de que en poco tiempo solamente podrán ser accesibles para las clases más acomodadas.
Y sin embargo, no se ve al gobierno, ni a los directivos de las grandes multinacionales, ni a la Casa Real (que, como era de esperar, ya se ha mostrado en favor de Repsol), ni a los medios de comunicación de masas indignarse por nada de esto. No solo no se indignan sino que además lo justifican, porque esos recortes van encaminados a que sean las empresas privadas las que se apoderen de ese patrimonio público que son la sanidad y la educación para su mercantilización y explotación privada, como si se tratase de cualquier otro producto comercial. Mientras tanto, a través de sus medios influirán en la opinión pública para hacernos creer falsamente que esas medidas eran necesarias y por nuestro bien.

En conclusión, por mucho que nos lo intenten hacer ver como algo normal y correcto, no es ético comerciar con los recursos naturales de un pueblo; no es ético comerciar con la salud de las personas; no es ético comerciar con la educación, que es la base del desarrollo humano. Quizás es que los poderosos nunca tuvieron una educación ética y por eso no aprendieron valores, por eso no conocen más ética que la del dinero y la explotación, por eso están podridos por dentro.

Casualmente, en la noche de ayer, y sin que lo supiera en un principio, estuve viendo la película En tierra peligrosa, protagonizada por Steven Seagal, y que curiosamente da una visión muy crítica respecto a la industria petrolífera, por lo que animo a todos a verla. Para cerrar el artículo dejaré el momento final de la película, que quizás sirva a más de uno para abrir los ojos y sensibilizarse.

6 comentarios:

  1. Esto de defender a una empresa de tu país sean cuales sean las circunstancias me parece de imbéciles y de un patriotismo subnormal y rancio. Si el petróleo está en Argentina, pues el petróleo es del pueblo argentino y ya está.

    ResponderEliminar
  2. Traduccion a defender a politicos para que enriquencan mas

    http://www.perfil.com/contenidos/2011/08/24/noticia_0017.html

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy tan en contra del enriquecimiento de unos como de otros si es a costa del pueblo. No soy ningún admirador de la señora Kirchner, pero no puedo sino aplaudir su decisión de nacionalizar YPF. Que la señora Kirchner esté haciendo una fortuna personal desde que está en el gobierno no exime de culpas a Repsol ni tampoco indica que haya por ello que respaldarles, cuyos intereses son meramente privados. Y las razones para no apoyar a Repsol, por si no las leíste, están aquí: http://juicioalastransnacionales.org/2011/06/14-preguntas-y-14-respuestas-sobre-repsol-ypf/

      Te pediría, Anónimo, que la próxima vez que tradujeses, si no te causa molestia, lo hagas con más rigor, porque el artículo es bastante más extenso que tu conclusión, lo que me hace pensar que ni siquiera leíste el artículo completo.

      Eliminar
  3. hay que ser un poco... para aplaudir la decision de una señora que lo unico que ha demostrado es que quiere enriquecerse estando en el puesto... si piensas que esta decision va ir para enriquecer al pueblo y no sus bolsillo veo que esta equivocado.

    Le agradeceria que dejara mas claras sus posiciones porque eso de "no esoty de acuerdo.. pero si.." suena muy tibio y mas en una cuestion donde las cosas hay que tenerlas claras..

    Lo que esta claro es que a los ricachones de los politicos siempre tendran perritos falderos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como ya te dije estoy tan en contra de unos como de otros si utilizan los recursos que son de soberanía ciudadana para lucrarse. Que la señora Kirchner lo ha hecho por su propio interés personal, es algo que yo personalmente no sé, pero que en caso de ser así pues condeno de la misma forma en que lo hice con Repsol.
      Pero te aseguro que muchos de los directivos de Repsol son más ricachones que la señora Kirchner.
      Aclarando mi posición, este artículo no pretende llenar de alabanzas a la señora Kirchner, no pretende justificar todo lo que haga, simplemente se aplaude la decisión de que la empresa que explotaba los yacimientos en suelo argentino haya vuelto a pasar a manos públicas argentinas, que siempre será mejor que a estén en manos de una multinacional privada.

      Eliminar