jueves, 14 de abril de 2011

Hoy 14 de Abril


Hoy era el día. Hoy era el día, hace 80 años, en que nacía una esperanza de futuro y progreso para una España aún sumida en la edad feudal. La España de los gloriosos reyes, de la alta nobleza, de los terratenientes, de los grandes señores, del clero incestuoso... la España Imperial cerraba su ciclo (o eso se esperaba) para dejar su lugar a un nuevo Estado que habría de dejar atrás la enquistada y desgastada España del medievo, y así poder avanzar hacia un nuevo ciclo de modernidad, dejar la puerta abierta para la asimilación de las nuevas ideas, de la Ilustración, para hacer a España crecer ahora un escalón más en su desarrollo social y como nación, como en su día lo fue para Francia la Revolución Francesa.

El 14 de Abril de 1931, tras la salida del entonces rey, Alfonso de Borbón, se proclamaba, por segunda vez, la República en España, tras los resultados electorales del día 12 de Abril en la que la que los partidos republicanos ganaron abrumadoramente en las principales ciudades del país.

Este hecho fue el resultado de la progresiva pérdida de carisma del rey Alfonso y de la institución monárquica como cabeza del Estado, debido a la complicidad y apoyo al golpe de Estado de 1923 que tuvo como fin la instauración de la dictadura del General Miguel Primo de Rivera, contando con el inestimable apoyo de la Iglesia católica, el ejército, la patronal y las fuerzas conservadoras en general -dictadura que supuestamente sería un estado transitorio antes de traspasar el mando a un gobierno civil elegido democráticamente-, al que después le retiró la confianza al ver que los ciudadanos e incluso los militares conspiraban contra él.
Para los ciudadanos, el dar apoyo a un dictador, y preferencia y comodidades a las clases altas de la sociedad en detrimento de una amplia mayoría de clase baja eternamente olvidada, resultó en la desacreditación cada vez mayor de la monarquía por la amplia mayoría de la población española.

Todo aquello unido a las graves dificultades económicas que había originado el famoso crack de la bolsa de Wall Street en 1929, hizo plantear un cambio de rumbo político y económico necesario para romper con el modelo hasta entonces conocido, que se tradujo en el Pacto de San Sebastián, en Agosto de 1930, que reunió a republicanos socialistas, catalanistas de izquierda y anarquistas que posteriormente formaron el primer gobierno provisional de la Segunda República.

Desde su proclamación, el período republicano se caracterizó, entre otras cosas, por buscar una transformación de la sociedad, promoviendo el avance cultural para erradicar el alto porcentaje de analfabetismo de la sociedad española con la construcción de numerosas escuelas por todo el país, así como el fomento de una enseñanza pública, gratuita y universal o promoviendo las misiones pedagógicas que recorrían los municipios del país; se intentó hacer un reparto más equitativo de la tierra, se contempló por primera vez el sufragio universal en el proceso democrático, al que concurrirían por primera vez las mujeres, a las que se les reconocieron unos derechos hasta ahora inexistentes, y se concedieron nuevos derechos sociales y laborales a los obreros.

También hay que decir que no estuvo exenta de problemas y crisis internas, pues la República habría de enfrentarse varias veces a grupos que la habían apoyado debido a sus "apasionados" y muchas veces desmedidos ataques contra iglesias, contra las que ciertos grupos descargaban toda su ira, así como tendría también que enfrentar la continua persecución de la que fue víctima por parte de los grupos monárquicos, conservadores, tradicionalistas y católicos (prueba de ello fueron los numerosos intentos de golpes de Estado), por no hablar del constante clima de tensión y violencia que se vivió entre los grupos de pistoleros falangistas, anarquistas y socialistas, o los numerosos enfrentamientos entre campesinos y Guardia Civil.
En resumidas cuentas, le tocó vivir una difícil época de entreguerras, en la que el odio y la venganza eran pasiones que estaban a flor de piel, pero aún así, en su corta vida, España avanzó más que nunca antes en la historia conocida, y podría haberla convertido en el referente democrático y social de Europa.

Tras el conocido como "bienio negro" de gobierno de la CEDA, en la que se paralizaron todas las reformas, se paralizó la construcción de escuelas, se devolvieron sus posesiones a los terratenientes y a los jesuitas, se redujo considerablemente la inversión en las misiones pedagógicas, se dieron cargos importantes a generales del ejército conocidos por su odio a la República, y se puso en Estado de guerra al país tras el levantamiento de los mineros de Asturias en Octubre de 1934 -que a fin de cuentas reclamaban unos derechos que les habían quitado en mejoras sociales, salariales y condiciones laborales- utilizando a la Legión Extranjera para reprimir cruelmente el levantamiento y censurando conscientemente la información sobre los sucesos de Asturias, como consecuencia de todo ello, en Febrero de 1936, las izquierdas unidas en la coalición del Frente Popular obtuvieron una aplastante victoria en las elecciones generales, lo que encendió la chispa conspirativa de los generales más conservadores, que temían que España se convirtiese en un Estado comunista.

Así, el 18 de Julio de 1936, los militares sublevados dieron un golpe militar simultáneo en numerosas capitales provinciales que tenía como fin desmoronar al gobierno vigente con una acción rápida y violenta, eliminando toda oposición, y formar así una junta militar de gobierno que "salvara" a España del comunismo.
Si bien los sublevados tomaron con éxito muchos enclaves, en las principales ciudades del país el golpe fracasó, lo que provocó el inicio de una larga guerra civil que finalmente habría de llevarse los sueños y las esperanzas de una República que hubiese convertido a España en un país muchísimo más avanzado, económica, cultural y socialmente.

Muchos de nosotros nos hemos preguntado innumerables veces cómo sería hoy España si la Segunda República hubiese sobrevivido, y todos nos imaginamos un país distinto e indudablemente mejor y más avanzado en todos los aspectos.

Han pasado 80 años desde su proclamación, y 72 desde que fuera pisoteada por los sublevados fascistas para convertir a España en su campo de concentración, pero la esperanza y los sueños persisten, y tenemos las ganas intactas para recuperar la memoria olvidada. La memoria que unos desalmados intentaron enterrar y borrar de la historia, el sueño de la libertad de un pueblo. Pero no lo consiguieron, a pesar de todo, de todo cuanto callaron, todo cuando intentaron ocultar, la memoria de la Segunda República está más viva que nunca y poco a poco se va haciendo un hueco en el grueso de la conciencia social, profundamente dormida tras los 36 años de dictadura fascista y los posteriores 36 años de monarquía pseudo-democrática.
Cada año somos más, y llegará el día en que la oleada sea incontenible.

La Tercera está en camino. ¡Viva la República!


 

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