Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 31 de Diciembre de 2012.
Este artículo critica varios
supuestos que se reproducen en el pensamiento económico dominante en
España, que continúa siendo el neoliberalismo.
Hoy el pensamiento económico
dominante en los círculos políticos, mediáticos, económicos y
financieros españoles continúa siendo el neoliberalismo y ello a pesar
de que la evidencia científica existente muestra, sin que haya lugar a
dudas, que la aplicación de las políticas públicas inspiradas en tal
pensamiento han sido responsables de la génesis de las crisis financiera
y económica que vivimos. Tal pensamiento se continúa reproduciendo en
los mayores medios de información (también en fórums académicos) del
país, como consecuencia del enorme poder de los grupos promotores de tal
conocimiento (mejor definido como ideología) en tales medios. Entre
ellos destacan la banca y la gran patronal. Las premisas de tal
ideología son:
Mito nº 1. Hay que favorecer a las rentas superiores pues son ellas las que ahorran e invierten, creando puestos de trabajo.
Un reciente ejemplo de esta
postura es la oposición del Partido Republicano en EEUU a que el
presidente Obama elimine las rebajas de impuestos de los súper ricos que
el presidente Bush junior aprobó durante su mandato (ver el excelente
artículo “10 Things Republicans Don’t Want You to Know About the “Fiscal
Cliff””, Jon Perr, 07.12.12, de donde extraigo gran parte de los datos
que aquí presento). En tal argumento, se utiliza el término de
“creadores de puestos de trabajo” para describir a los súper ricos
(menos del 2% de la población).
Para sostener esta tesis, uno
tendría que ver que a menos carga impositiva de los ricos, habría mayor
creación de puestos de trabajo. Pues bien, la realidad es precisamente
opuesta a este supuesto. Así, el Congressional Research Service de EEUU
(que es el servicio de investigación del Congreso estadounidense) ha
documentado que durante los años 40 y 50, cuando los súper ricos tenían
que pagar un tipo máximo por encima del 90% (sí, 90%), hubo mayor
producción de empleo que ahora que pagan el 35%. Algo idéntico ocurre
con el Impuesto sobre las Ganancias del Capital, cuyo tipo máximo pasó
de ser un 25% en aquel periodo al actual 15%, sin que se haya aumentado
la producción de puestos de trabajo. La evidencia de que la bajada de
impuestos a los súper ricos no incrementa la producción de empleo es
robusta como una piedra. No es cierto que a menor carga impositiva de
las rentas superiores y/o de las rentas del capital haya mayor
producción de empleo. En realidad, la época reciente, con menor
producción de empleo (la presidencia de Bush Junior), fue la que tuvo un
menor gravamen de las rentas superiores. No se puede, pues, sostener la
tesis neoliberal de que hay que bajar los impuestos (o que no hay que
subirlos) a fin de facilitar la creación de empleo. Tal bajada de
impuestos disminuye los ingresos al Estado, con los cuales, por cierto,
éste podría haber creado empleo.
Pero existe otro factor negativo
en la reducción del gravamen de los ricos y súper ricos. Éstos consiguen
la mayoría de sus rentas de las rentas del capital a través de
acciones, depósitos bancarios y otros medios de ahorro, y sólo una
pequeñísima parte procede de sus salarios. Así, las 400 personas más
ricas de EEUU reciben de su propiedad el 80% de sus ingresos y sólo un
8% de sus salarios. Para el resto de la población, la situación es al
revés. La gran mayoría de su renta procede de salarios y una pequeñísima
proporción viene de la propiedad (el 5%). De estos datos se deduce que
las rebajas fiscales a la propiedad (acciones, depósitos y otros)
benefician predominantemente a las rentas superiores, favoreciendo una
enorme concentración de las rentas. Los datos son abrumadores. Entre
1979 (inicio de la revolución neoliberal) y 2007 (inicio de la crisis),
las rentas (después de pagar impuestos) del 1% de la población más rica
de EEUU crecieron un 281% (descontando la inflación), comparado con un
crecimiento de sólo un 16% para el 20% de la población con menor renta.
Mito nº 2. La bajada de impuestos aumenta los ingresos al Estado.
Estas políticas fiscales
favorables a las rentas superiores que derivan sus rentas del capital
han facilitado la enorme concentración de las rentas en Estados Unidos. Y
una consecuencia de ello ha sido el descenso de los ingresos al Estado,
hoy de los más bajos de la historia reciente en aquel país. Los
ingresos al Estado federal representan sólo el 15% del PIB, el
porcentaje más bajo desde los años 50. No es cierto, pues, que el Estado
y su sector público estén ahogando a la economía.
Tales datos muestran la falacia
de otro de los grandes dogmas del neoliberalismo, que asume que la
bajada de impuestos, en lugar de descender los ingresos al Estado, los
aumentará, pues –según tal dogma- la bajada de impuestos aumenta la
demanda, y con ello el crecimiento económico y los ingresos al Estado.
Pues bien, los datos tampoco respaldan tal supuesto. Al revés, la
reducción de los impuestos (con predominio de los impuestos a los súper
ricos) disminuyó los ingresos al Estado. Como ha mostrado el Center on
Budget and Policy Priorities, la bajada de impuestos de los súper ricos
(durante el gobierno Bush junior) fue responsable del crecimiento del
déficit público del Estado (específicamente un 50%). En realidad, la
gran mayoría de estudios que han analizado los orígenes del crecimiento
del déficit del Estado federal han coincidido en que éstos han sido
causados por los recortes de los impuestos (que favorecieron
predominantemente a las rentas del capital y, por lo tanto, a los súper
ricos) de la época de gobiernos republicanos, el aumento del gasto
militar debido a las dos guerras iniciadas en periodo republicano –Irak y
Afganistán- y a la recesión económica. La explicación de que el déficit
del Estado federal es debido al incremento del gasto social carece de
credibilidad. Una situación casi idéntica ha ocurrido en España. La
reforma fiscal del 2006 que introdujo una bajada de impuestos muy
notable para las rentas del capital y de las rentas superiores significó
un incremento del déficit público estructural del Estado español
(aumentándolo más de 20.000 millones de euros) que apareció en toda su
magnitud cuando, en el 2007, la burbuja inmobiliaria explotó y la
economía entró en recesión. En realidad, esta ralentización de la
actividad económica implicó solo un 20% del aumento del déficit público
estructural. El 80% de tal aumentó fue resultado del bajón de los
impuestos. De ahí la situación absurda e incoherente de que cuando tal
déficit aumentó se intentó reducir bajando el gasto púbico (y muy en
particular el social que es ya en sí uno de los más bajos existentes en
la UE-15), en lugar de revertir la bajada de impuestos del 2006.
Mito nº 3. El aumento del Impuesto de Sucesiones dañará la economía.
El presidente Obama ha propuesto
aumentar el Impuesto de Sucesiones, pasando a ser un 45% de la propiedad
del individuo. A este impuesto, conocido como el “impuesto sobre los
muertos”, se han opuesto los neoliberales pues –según ellos- afecta a
las pequeñas propiedades, destruyéndolas, pues los herederos se ven
forzados a venderlas para poder pagar tal impuesto. Pero este argumento
ignora que dicho impuesto afecta sólo a un 0,24% de las propiedades de
EEUU. Un caso semejante ha ocurrido en España donde hay una enorme
concentración de la propiedad. España es uno de los países de la UE-15
con mayor concentración de la propiedad.
Mito nº 4. Las políticas de estímulo económico han tenido un impacto mínimo en recuperar la economía.
Tal premisa aparece
frecuentemente en las tertulias y en los programas televisivos sobre las
soluciones para salir de la crisis. Uno de ellos es el reciente
programa de la BBC sobre la crisis en España y que contó con el
asesoramiento de uno de los economistas más ultraliberales de los muchos
existentes en los medios, el sr. Pedro Schwartz. En tal programa, se
hizo la afirmación de que el estímulo que realizó el gobierno Zapatero
no solo no sirvió para nada sino que incluso empeoró la situación,
aumentando la deuda pública.
Tal aseveración ignora varios
hechos. Uno de ellos es que el estímulo del gobierno Zapatero consistió
mayoritariamente en una reducción de impuesto que se creyó que
estimularía la demanda y con ello reavivaría a la economía. Tal tipo de
estímulo es erróneo por las razones indicadas en el párrafo anterior. La
manera más efectiva para que el gasto público pueda estimular la
economía es creando empleo directamente, lo cual el gobierno Zapatero
hizo muy poco. La mayoría del estímulo no se llevó a cabo mediante obras
públicas (haciendo piscinas como erróneamente señalaron el sr. Schwartz
y la BBC) sino bajando impuestos. Existe la percepción generalizada
entre los neoliberales (a veces compartida por algunos keynesianos) que
el crecimiento de la demanda conlleva automáticamente un crecimiento del
empleo lo cual no es del todo cierto, pues la demanda puede crecer sin
que la producción de empleo aumente. Este punto es de gran importancia
porque el problema mayor –causa de la recesión- es el elevado desempleo
el cual no se resolverá sin una activa producción de empleo por parte
del sector público. Esto es, por cierto, lo que explica también que el
estímulo económico del presidente Obama fue, a pesar de su moderación,
más eficaz en salir de la Gran Recesión que el de la UE y ello debido a
que dio mayor énfasis en la creación de empleo con los fondos federales
que no la UE. En esta última no hay todavía reconocimiento que el mayor
problema económico (además de social) que tiene la UE es el elevado
desempleo. Y así nos va.
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